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Lectura rápida

  • Paola Hernandez Muñoz
  • 26 mar 2015
  • 1 Min. de lectura

Las técnicas para leer rápidamente pueden resultar de ayuda sobre todo para buscar informaciones específicas en un texto que trata varios temas, o bien valorar la importancia del mismo y seleccionar algunos trozos de manera analítica.

La lectura rápida es útil, no solo por permitir ahorrar tiempo, también porque estimula una lectura tendente a la búsqueda de información y evita el seguimiento mecánico del flujo lineal de las palabras, que hace difícil la determinación de los diversos tipos de información y la comprensión de múltiples niveles de organización.

A veces la lectura rápida se vuelve una costumbre que no da lugar a una lectura analítica y sistemática. En realidad el problema no es leer cada texto a una velocidad rapidísima, sino adquirir una gran flexibilidad en la lectura para aumentar o disminuir la velocidad según el tipo de texto y el objetivo de la lectura. Un texto de estudio por lo general se lee a una velocidad que varía entre 100 y 250 palabras por minuto. Si se trata de un texto que incluye muchos elementos técnicos, la velocidad puede disminuir. En textos simples de narrativa o de diversión puede llegar a 500 palabras por minuto. Cuando la velocidad es mayor a 800 ó 900 palabras por minuto no permiten captar el mayor número de palabras en la página, sino que son útiles para recorrer con la vista un texto buscando información especifica.

Se aconseja probar la velocidad de la lectura primero con la lectura de artículos de periódico y pasar luego a textos y ensayos con argumentos más complejos.

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